miércoles, 10 de septiembre de 2008

Haciendo colicionar particulas

En Grecia, en la antigua Grecia, dieron en pensar que toda la materia estaba formada en última instancia por elementos básicos e indivisibles. A estos elementos los llamaron átomos (sin partes).

No consiguieron encontrar un átomo, pero predijeron que debía de existir y dejaron para la posteridad el dar con el.

Algunas veces me pregunto qué sería de nosotros sin los griegos, los antiguos griegos, y las arduas tareas que dejaron por hacer. Eso sí, para tales empresas crearon una disciplina y la llamaron ciencia.

Más de veinte siglos después (S XIX), se pensó haber dado con el átomo pero la mecánica cuántica del siglo XX demostró que no, que partículas más pequeñas aun podían existir como el electrón, el protón o el neutrón.A pesar de ello, a aquellos elementos se los sigue llamando atomos.

Llegados a nuestros días, y llevados por la tarea desde hace tanto empezada, se invento un instrumento llamado acelerador de partículas. Estas maquinas logran acelerar a velocidades cercanas a la de la luz partículas para que tras su colisión dejen en evidencia las partes de las que se componen. Y así hasta llegar a no dar con más partes. A dar con el verdadero átomo.

Aun se está lejos de llegar a encontrarlo, ya que se sabe que hay partículas mucho más pequeñas que ni con la tecnología actual se les daría alcance.

Pero si que se podría encontrar una partícula llamada “boson de Higgs”. Saber de forma fehaciente que existe resolvería un fenómeno, que a pesar de ser de lo más común, es de los más misteriosos: La fuerza de la gravedad.

Hechos como el de estar sujetos al suelo o que cada día salga el sol son orquestados por la fuerza de la gravedad, y para la cual no hay una explicación última.

Dar con esta partícula permitiría entender cómo funciona esta fuerza y como se transmite.

En comparación, el mismo problema se planteaba con la fuerza electromagnética. Einstein descubrió que una partícula llamada fotón era la encargada de transmitir esta fuerza y entendiendo su funcionamiento se consiguió predecirla y controlarla. Por tal logro Einstein fue merecedor del premio Nobel de física.

El acelerador de partículas donde se pretende encontrar al “boson de Higgs” es una obra faraónica que se lleva construyendo desde principios de los 90’s. Se llama Gran Colisionador de Hadrones (LHC) y es gestionado por el CERN.

El proyecto, ya en sus inicios, era tan complejo, trabajaban en el tantas personas y manejando una cantidad de datos tan grande que decidieron crear una plataforma que les permitiera intercambiar información entre ellos. A esta plataforma la llamaron World Wide Web.

Saber que ni aun habiendo empezado a funcionar el LHC y ni mucho menos cumplido su objetivo, el CERN ya había creado (de paso) una de las herramientas ya indispensables de nuestro tiempo, da una idea de lo que supone y de los ambiciosos logros a los que se daría paso.

Un día nos despertaremos y sabremos que se ha encontrado el “boson de Higgs”. O quizás que no. Que no lo han encontrado y en cambio dieron con otra cosa. En ese caso parte importante de la física seria revisada, empezando por algunos de sus conceptos más básicos.

Entre otros experimentos estaría el de encontrar nuevas dimensiones o entender que paso exactamente en el momento primigenio del universo.

En fin, dejo para otro día el artículo que explica porque hay gente que piensa que no pasara nada de todo esto, sino que el acelerador crearia un agujero negro que engullira a la tierra.

martes, 9 de septiembre de 2008

WALL-E


Para contrarrestar la bofetada de cruda realidad y panorama desencantado que nos ha pegado mi compañero Pablo con su artículo sobre Batman, os voy a contar algunas cosillas sobre WALL-E y las impresiones que me ha dejado porque, en cierto modo y por darle un toque poético, esta película te puede llegar a reconciliar con la raza humana.

Un pequeño pero importante AVISO: este artículo también contiene spoilers ;-)

Antes de nada, decir que me encanta Batman y que ha sido mi superhéroe favorito desde la niñez, precisamente por la atracción que me provoca esa constante lucha interna del personaje y su constante superación, además de (como decía antes) esas gotas de realidad que nos ofrece. Sobre todo teniendo en cuenta que es uno de los pocos superhéroes (quizá el único, no sé) que podría existir perfectamente ya que no tiene ningún poder sobrenatural, todo es fruto del entrenamiento y del uso de tecnología avanzada.

En fin, que para hablar de las dos mejores películas del verano en este blog, ahora os cuento algo sobre WALL-E, esa nueva maravilla creada por Pixar para Disney en la que un robot es capaz de representar todo un conjunto de sentimientos humanos; precisamente considero que estos sentimientos, y no el robot, son los verdaderos protagonistas de la película.

Quizá suene algo raro pero creo que es así: han conseguido que el robot cuyas aventuras seguimos a lo largo del film muestre gestos, sensaciones, con las que uno puede llegar a sentirse identificado. Esto ya había ocurrido en otras películas de robots o de ciencia ficción, pero yo nunca había salido del cine con esta idea de que el protagonista no es un robot humanizado, sino los propios sentimientos que alberga.

La película tiene unos deliciosos 40 primeros minutos de imágenes, sonidos y músicas que nos llenan la mente de ideas sin haber oído un solo diálogo. Genial. Luego la historia evoluciona y van surgiendo situaciones que conforman un conjunto de referencias a otras películas del género, además de ir soltando críticas tremendas (envuelta en algo de parodia) sobre el consumismo desaforado y el estilo de vida "occidental" o "actual" o "moderno", sobre el uso de los recursos naturales y la relación de la humanidad con el medio ambiente.

Me parece fantástico cómo representan la evolución de la raza humana: un puñado de personas gordas que ni siquiera puede caminar, y que no tienen ni idea de qué hay más allá de la pantalla que les proporciona "todo lo que pueden desear". Es otra forma de Matrix pero creada no por las máquinas para controlar a la humanidad, sino por los propios humanos para tener la vida más cómoda y ociosa posible. Todos alienados, todos felices. Ni siquiera conocen el contacto físico (aunque no entiendo cómo es posible entonces que haya niños pequeños en esa nave). En fin, que Darwin alucinaría.

Por cierto, una breve pausa: se prepara una película sobre Charles Darwin que puede ser interesante para quienes nos gusta la ciencia y la historia y los planteamientos de este científico.

Siguiendo con WALL-E y haciendo un poco de evangelización, me gustaría que vierais la película para que luego pudiéramos comentar aquí las cosas que nos llamen la atención, más allá de su factura técnica que, a mi entender, sigue alcanzando unos niveles estratosféricos. Sin contar el estilo de la narración y el planteamiento de la historia, tan peculiar de Pixar y que me resulta tan atractivo porque son capaces de convertir en imágenes construcciones del lenguaje como los dobles sentidos o los toques irónicos.

A mí me ha resultado gratificante disfrutar esta película en el cine por la riqueza visual y narrativa, por el estilo a veces poético y a veces infantil, por lo metafórico de muchas situaciones y por lo real de otras, por las referencias cinéfilas (E.T., 2001: Odisea en el espacio, Alien...) y, también, por hacerme recordar quiénes somos y que está en nuestras manos construirnos nuestro propio futuro disfrutando y trabajando en el presente.

Creo que me gustaría tener a Batman y a WALL-E en mi equipo de superhéroes salvadores del mundo, en el cual también estaría yo, y mi hermano, y tú que me estás leyendo, y cada uno de los habitantes de este puñetero planeta.

sábado, 6 de septiembre de 2008

El mundo oscuro del caballero Batman

Antes de empezar solo quiero advertir de que este articulo contiene Spoilers. Es decir, desvela la trama y el desenlace de una película.

Hace unas semanas que vi la del “Caballero oscuro”. No es una secuela más de las películas de Batman, ni siquiera es un film más de superhéroes. De hecho el protagonista no es el superhéroe. Pero no voy a hacer una crítica porque no soy crítico de cine.

Bueno, solo diré que el malogrado Heath Ledger (The Joker) hace un trabajo fenomenal y las intervenciones de Morgan Freeman y Michel Caine son geniales.

Normalmente en las películas de este tipo yo estoy acostumbrado a ver un protagonista que es el bueno, una chica guapa y el malo.

El malo intenta matar al bueno y también suele secuestrar a la chica. Pero sobre todo, desde el principio de la peli el malo tiene un plan para conseguir su objetivo. Dicho plan funciona perfectamente hasta justo antes del final, que es cuando fracasa para que la peli termine ganando el bueno.

El bueno es moralmente irreprochable y sus poderes sobrenaturales le dotan de total seguridad tanto física como personal que le permite afrontar todas las adversidades y peligros.

Y luego la chica.

¿Y porque hago este recordatorio? Pues porque en el “caballero oscuro” no he visto nada de esto.

Normalmente las de superhéroes son historias donde se catalizan los miedos de nuestra sociedad materializada en el malo y los estandartes de nuestra civilización representados por el bueno.

En esta versión de Batman, el Joker no tiene ningún plan, es el protagonista y el bueno se rinde casi desde el principio.

El Joker realmente no quiere matar a Batman y además no tiene ningún plan. Tanto la población como las fuerzas de seguridad son objetivo de sus ataques despiadados, desproporcionados, nada sofisticados y sin lógica aparente. Hospitales que explotan, barcos repletos de pasajeros a punto de estallar, tiroteos en medio de multitudes y sobre todo rascacielos. Rascacielos que caen, que arden y revientan permanentemente. De hecho, los edificios altos configuran hasta tal punto los escenarios de la película que parecía estar viendo “Spiderman”.

Batman se rinde desde el principio. El personaje se autocuestiona y le cuestionan permanentemente. Le critican por ser impotente ante el Joker. Fracasa desde el principio y fracasa hasta el final. Sus métodos además han cambiado y son cuestionables. Usa armamento pesado como bazucas o metralletas como para derribar un avión. Se pasa la mitad de la película torturando en las cárceles a los cómplices del malo, y utiliza sistemas ilegales que permiten vigilar a todos los ciudadanos ya que no es capaz de localizar al Joker.

Y la chica, pues la chica muere incluso mucho antes de que la película termine.

Yo he dado en pensar que lo que he visto es la pesadilla en la que nos tienen metidos a todos desde hace unos años.

Un mundo amenazado por terroristas que han hecho de nuestro estándar de vida, nuestros trenes, aviones y edificios sus objetivos.

Un mundo donde hace tiempo que cualquier individuo es una caja de bombas en potencia y donde nos van despojando poco a poco de nuestras más básicas garantías como ciudadanos.

Un mundo con todos sus valores cuestionados, y nuestros más altos ideales y aspiraciones como humanos arrinconados en aras de una seguridad cuartelaría.

Es el mundo del 11 de septiembre, del  11 de marzo y del 7 de julio.

Y me fui del cine pensando que de alguna forma la película muestra todo eso. Y que ya no son tan ficticios ni las brutalidades del Joker, ni el fracaso de Batman, ni la chica que se muere. Es todo muy familiar y cotidiano.

Con esta versión de Batman, los superhéroes y los supermalos han cambiado para adaptarse a la nueva moda.

Y como en la película no hay un afroamericano que se presenta a la alcaldía de Gotham pues sale uno del cine sin esperanza. Ni siquiera aprovecharon que tenían a Morgan Freeman.

En fin, dejo para otro día el artículo que explica porque el agente 007 usa un coche ecológico en vez de deportivos de alta cilindrada.