martes, 9 de septiembre de 2008

WALL-E


Para contrarrestar la bofetada de cruda realidad y panorama desencantado que nos ha pegado mi compañero Pablo con su artículo sobre Batman, os voy a contar algunas cosillas sobre WALL-E y las impresiones que me ha dejado porque, en cierto modo y por darle un toque poético, esta película te puede llegar a reconciliar con la raza humana.

Un pequeño pero importante AVISO: este artículo también contiene spoilers ;-)

Antes de nada, decir que me encanta Batman y que ha sido mi superhéroe favorito desde la niñez, precisamente por la atracción que me provoca esa constante lucha interna del personaje y su constante superación, además de (como decía antes) esas gotas de realidad que nos ofrece. Sobre todo teniendo en cuenta que es uno de los pocos superhéroes (quizá el único, no sé) que podría existir perfectamente ya que no tiene ningún poder sobrenatural, todo es fruto del entrenamiento y del uso de tecnología avanzada.

En fin, que para hablar de las dos mejores películas del verano en este blog, ahora os cuento algo sobre WALL-E, esa nueva maravilla creada por Pixar para Disney en la que un robot es capaz de representar todo un conjunto de sentimientos humanos; precisamente considero que estos sentimientos, y no el robot, son los verdaderos protagonistas de la película.

Quizá suene algo raro pero creo que es así: han conseguido que el robot cuyas aventuras seguimos a lo largo del film muestre gestos, sensaciones, con las que uno puede llegar a sentirse identificado. Esto ya había ocurrido en otras películas de robots o de ciencia ficción, pero yo nunca había salido del cine con esta idea de que el protagonista no es un robot humanizado, sino los propios sentimientos que alberga.

La película tiene unos deliciosos 40 primeros minutos de imágenes, sonidos y músicas que nos llenan la mente de ideas sin haber oído un solo diálogo. Genial. Luego la historia evoluciona y van surgiendo situaciones que conforman un conjunto de referencias a otras películas del género, además de ir soltando críticas tremendas (envuelta en algo de parodia) sobre el consumismo desaforado y el estilo de vida "occidental" o "actual" o "moderno", sobre el uso de los recursos naturales y la relación de la humanidad con el medio ambiente.

Me parece fantástico cómo representan la evolución de la raza humana: un puñado de personas gordas que ni siquiera puede caminar, y que no tienen ni idea de qué hay más allá de la pantalla que les proporciona "todo lo que pueden desear". Es otra forma de Matrix pero creada no por las máquinas para controlar a la humanidad, sino por los propios humanos para tener la vida más cómoda y ociosa posible. Todos alienados, todos felices. Ni siquiera conocen el contacto físico (aunque no entiendo cómo es posible entonces que haya niños pequeños en esa nave). En fin, que Darwin alucinaría.

Por cierto, una breve pausa: se prepara una película sobre Charles Darwin que puede ser interesante para quienes nos gusta la ciencia y la historia y los planteamientos de este científico.

Siguiendo con WALL-E y haciendo un poco de evangelización, me gustaría que vierais la película para que luego pudiéramos comentar aquí las cosas que nos llamen la atención, más allá de su factura técnica que, a mi entender, sigue alcanzando unos niveles estratosféricos. Sin contar el estilo de la narración y el planteamiento de la historia, tan peculiar de Pixar y que me resulta tan atractivo porque son capaces de convertir en imágenes construcciones del lenguaje como los dobles sentidos o los toques irónicos.

A mí me ha resultado gratificante disfrutar esta película en el cine por la riqueza visual y narrativa, por el estilo a veces poético y a veces infantil, por lo metafórico de muchas situaciones y por lo real de otras, por las referencias cinéfilas (E.T., 2001: Odisea en el espacio, Alien...) y, también, por hacerme recordar quiénes somos y que está en nuestras manos construirnos nuestro propio futuro disfrutando y trabajando en el presente.

Creo que me gustaría tener a Batman y a WALL-E en mi equipo de superhéroes salvadores del mundo, en el cual también estaría yo, y mi hermano, y tú que me estás leyendo, y cada uno de los habitantes de este puñetero planeta.

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